Como el número de árboles es insuficiente para limpiar
la contaminación del aire, se ha puesto en marcha un proyecto de árboles
artificiales, llamados Treepods.
Estos árboles, imitan la fotosíntesis de los
árboles naturales, recogiendo el dióxido de carbono y convirtiéndolo en
oxígeno.
Están formados por una serie de artilugios
(normalmente de materiales reciclados) que imitan la forma de un árbol, con su
tronco y ramas, y su diseño está basado en un árbol conocido como el árbol
drago o sangre de drago.
También ofrecen ventajas que no pueden ofrecer los
árboles naturales: Tienen paneles solares en la parte superior de
sus "ramas" que permiten generar energía para la iluminación de
las ciudades, pueden instalarse en zonas no adecuadas para
el crecimiento de los árboles, y posibilitan el alumbrado de las ciudades
cuando llega la noche con una amplia gama
de colores llamativos.
Además de los efectos beneficiosos para la salud y
para el medio ambiente, hay estudios que defienden que la fabricación de estos
árboles tiene efectos económicos muy beneficiosos que permiten ahorrar
miles de millones de euros al año.
Entrada redactada por Belén Torralba y Cristina López
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